Cuando me sobra material después
de hacer algún DIY, lo que suelo hacer es otro. Hace unas semanas, pinté y le
di una nueva apariencia a mi oficina con un aspecto totalmente diferente, con
el que estoy super contenta.
Abandonado en una esquina de mi
casa, tenía este corcho, totalmente olvidado. Así que pensé que sería un buen añadido
para mi nuevo espacio, y que quedaría muy mono encima de mi recién renovada
mesa, para recordarme las cosas importantes.
Lo que no suelo poner en el
corcho son cosas de trabajo, lo cual no tiene sentido teniendo en cuenta que es
un espacio de trabajo, ¿verdad? En su lugar, suelo poner cosas que me inspiren,
que me hagan feliz y que me transmitan sólo energía positiva. Para las cosas
del trabajo, tengo la agenda que, por cierto, tampoco la miro demasiado (¿he
mencionado ya lo desorganizada que soy?).
El precio de este proyecto ha
sido de 0€, por que tenía todo el material por casa, pero supongo que una
estimación del precio sería de unos 15€ o así.
Lo primero,
perimetré las esquinas con cinta de pintor para evitar pintar de dorado el
borde. El patrón que utilicé fue un poco aleatorio, porque al principio quería
hacer algo que en mi cabeza tenía sentido, pero que no fui capaz de reproducir
con la cinta y acabé haciendo esto. Para mantener la distancia entre los espacios
igual, utilicé una tira de cinta para medir la separación.
Me gustaría
dar un consejo: la brocha de esponja que sale en la imagen no funciona nada
bien sobre el corcho. Si lo hiciera otra vez, usaría uno normal y corriente de
los de toda la vida.
Dejé secar
la pintura un par de horas y di otra capa. Una vez estuvo seco, quité la
protección de los bodes y lo pinté de blanco, protegiendo el interior del
corcho esta vez.
¡Y eso
es todo, amigos! Se tarda un poco por el tiempo del secado de la Pintura, pero es
muy fácil de hacer. Si tienes algo olvidado en un rincón de la casa, ¡dale una
segunda vida!
¡Espero
que tengáis una buena semana!